Realizar intervenciones urbanas en las grandes ciudades de hoy
La enormidad de la experiencia urbana, la abrumadora presencia de arquitecturas masivas y densas infraestructuras, así como la irresistible lógica de la funcionalidad que rige gran parte de las inversiones en las grandes ciudades de hoy, han causado desplazamiento y distanciamiento entre muchos individuos y comunidades enteras. Dichas condiciones transforman las más antiguas nociones y experiencias de la ciudad en general, y el espacio público en particular. Probablemente esto sea más acusado en las ciudades globales. Los monumentalizados espacios públicos de estados y monarcas siguen siendo bulliciosos centros para rituales y rutinas, manifestaciones y festivales; sin embargo, la impresión general es que el espacio urbano cívico se ha politizado, con fragmentaciones junto con numerosas diferencias.
Hilary Koob-Sassen. Endless City, 2008.
Al mismo tiempo, estas ciudades albergan una gran variedad de espacios infrautilizados que con frecuencia se caracterizan más bien por la memoria que por un significado actual. Dichos espacios forman parte de las entrañas de una ciudad aunque se encuentren fuera de su lógica movida por la funcionalidad y sus marcos espaciales. Son 'terrenos baldíos' que permiten a muchos de sus habitantes estar conectados con las ciudades en donde viven, las cuales se transforman a gran velocidad, y eludir subjetivamente las infraestructuras masivas que han llegado a dominar cada vez más espacio en sus ciudades. Desde este punto de vista, sería un error abalanzarse sobre estos terrenos baldíos para maximizar el desarrollo inmobiliario. Además, conservar parte de esta apertura podría tener sentido si tenemos en cuenta futuras opciones en unos tiempos en los que la lógica de la funcionalidad cambia muy rápido y, con frecuencia, bruscamente - buena muestra de ello es el exceso de altas torres de oficinas.
Esto plantea un notable dilema sobre la condición urbana actual que la lleva más allá de las nociones más bien transparentes de arquitectura de alta tecnología, espacios virtuales, simulacros, parques temáticos. Todos ellos tienen su importancia, pero son piezas de un puzzle incompleto. Existe un tipo de condición urbana que se sitúa entre la realidad de las estructuras masivas y la realidad de lugares semiabandonados. Creo que ésta es fundamental para la experiencia urbana y pone de manifiesto las transiciones y las transformaciones de configuraciones espacio-temporales específicas. La arquitectura y el diseño urbano también pueden funcionar como prácticas artísticas críticas que nos permitan captar algo más sutil de lo que representan nociones como la tematización de las ciudades.
Todo ello pone de relieve la importancia de la verdadera creación de espacio público en un contexto en el que la privatización del espacio público y su utilización como arma se están radicalizando. He aquí un cambio en los significados de la condición urbana.
Creación pública frente a la privatización del espacio urbano y su utilización como arma
La creación y la ubicación del espacio público es uno de los enfoques sobre este tipo de problemas. Estamos viviendo una especie de crisis de espacio público producida por su creciente comercialización, tematización y privatización. Los espacios públicos del Estado y de la corona, grandiosamente monumentalizados sobre todo en las antiguas capitales imperiales, dominan nuestras experiencias. Sus usuarios los convierten en públicos mediante sus costumbres. Pero ¿qué sucede con la verdadera creación de espacios públicos en estas complejas ciudades, tanto mediante las intervenciones arquitectónicas como a través de las costumbres de los usuarios?
La vida entre megaedificios y terrenos baldíos forma parte de la experiencia urbana desde hace mucho tiempo. Tanto en el pasado como en la actualidad, esta vida pone de manifiesto las transiciones y las transformaciones. También puede ofrecer una vez más la posibilidad de creación urbana - poiesis - de una manera que los proyectos masivos no consiguen por sí mismos. La 'creación' que aquí me interesa es la de los espacios públicos pequeños constituidos a través de las costumbres de la gente y las intervenciones críticas de la arquitectura a pequeña o mediana escala. Mi preocupación aquí no son los espacios públicos monumentalizados ni los ya construidos que, más que públicos, se definen mejor como de acceso público. La creación de espacio público plantea cuestiones sobre la condición urbana actual en direcciones que los vastos espacios de la corona y del Estado o los sobredimensionados espacios de acceso público desconocen.
La labor de captar esta sutil cualidad que las ciudades generan y ponen de manifiesto y la tarea de crear espacio público en esta zona intermedia no son fáciles de llevar a cabo. La lógica de la funcionalidad no lo hará. No puedo evitar pensar que la creación del arte forma parte de la respuesta, sean fugaces representaciones e instalaciones públicas u otros tipos de escultura pública más duraderos, sea el arte específico del lugar / basado en la comunidad o esculturas nómadas que circulan por diversas localidades. Además, las nuevas tecnologías de redes plantean abiertamente la cuestión de crear en espacios pequeños y mediante las costumbres de la gente. Una cuestión que podría servir para reflejar los rasgos críticos de este proyecto es: ¿Cómo urbanizamos de forma abierta?
Las prácticas arquitectónicas son de vital importancia en este punto, especialmente aquellas que pueden darse en espacios problemáticos o inusuales. Esto brinda a los arquitectos la oportunidad de aplicar diferentes formas de conocimiento con el fin de plantear la posibilidad de la arquitectura en espacios donde el ojo inexperto o la imaginación del ingeniero no ve una figura, ninguna posibilidad de forma, solamente pura infraestructura y funcionalidad. Los tipos de espacio que tengo en mente son, por ejemplo, las intersecciones o redes múltiples de transporte y comunicación, los tejados de las plantas de reciclaje o purificadoras de aguas, espacios reducidos, poco elegantes y desaprovechados que han caído en el olvido o no cumplen los requisitos de los planes basados en la funcionalidad, etcétera, etcétera. Otro ejemplo consiste en un espacio que requiere el trabajo de detectar posibles arquitecturas donde ahora solo hay un silencio formal, inexistencia, como un terreno baldío reducido y verdaderamente mediocre, no un gran terreno baldío que se torna magnífico por su grado de deterioro, como un antiguo puerto industrial o una vieja fábrica de acero abandonados.
La posibilidad de este tipo de creación, detección e intervención ha adquirido nuevos significados a lo largo de las dos últimas décadas, un periodo marcado por la toma de control de la autoridad / poder privados sobre espacios que una vez se consideraban públicos. Además, el Estado ha tratado de convertir el espacio urbano en arma y de someterlo a vigilancia especialmente en los últimos cinco años. Al mismo tiempo, la creciente evidencia de las restricciones, la vigilancia y los desplazamientos está politizando el espacio urbano. Quizá resulte más familiar el impacto del aburguesamiento residencial y comercial de altos ingresos, el cual genera un desplazamiento que puede alimentar la creación de una subjetividad política centrada en la controversia y no de un sentido de civismo en ambas facciones del conflicto.
El desplazamiento físico de los hogares de bajos ingresos, funciones sin ánimo de lucro y empresas de barrio con beneficios bajos evidencia una relación de poder: el control directo de una de las partes sobre la otra, con una expresión directa mediante desahucios o indirecta a través del mercado. Esta politización del espacio urbano y su manifestación también quedan patentes en la proliferación de barreras físicas en los espacios que fueron públicos, y es posible que sean más acusadas en las ciudades estadounidenses y más visibles desde los atentados del 11 de septiembre de 2001. Las embajadas de Estados Unidos de todo el mundo se asemejan cada vez más a fortalezas medievales.
En este contexto, el espacio de acceso público es un recurso muy abundante, y necesitamos más. Pero no debemos confundir el espacio de acceso público con el espacio público. Este último requiere creación mediante las costumbres y subjetividades de la gente. A través de dichas costumbres, los usuarios del espacio acabarán creando diversos tipos de vida pública.
Conclusión
En resumen, se está produciendo una convergencia de diversas tendencias que posibilita prácticas e imaginarios sobre la creación que van más allá de los simples espacios públicos o de acceso público. Uno se preocupa por algunas de las condiciones mencionadas con anterioridad, específicamente en las mayores transformaciones de antiguas nociones del espacio público. Dichas transformaciones nacen de los límites de la creación del espacio público en espacios monumentalizados, así como de los cambios hacia la politización del espacio urbano y el debilitamiento de las experiencias de la ciudad en las urbes. Estas dos condiciones dan como resultado la apertura a la experiencia y la posibilidad de crear.
La segunda tendencia consiste en la posibilidad de crear espacios públicos pequeños, una opción que bien podría ser crítica para recuperar la posibilidad de hacer públicos los espacios. Este tipo de creación tuvo importancia histórica en las ciudades europeas y, como proyecto, difiere de la creación de espacios grandiosamente monumentalizados: supuso crear en los intersticios de la realeza y el Estado. En la actualidad, este tipo de creación está orientado a los espacios intersticiales de los poderes público y privado y aporta una dimensión novedosa: el reposicionamiento de la noción y la experiencia de localidad, y con ello de los pequeños espacios públicos, en las redes potencialmente globales que abarcan un gran número de localidades de este tipo.
La tercera tendencia es la delicada negociación entre la valoración renovada de la diversidad, como se ilustra en la multiculturalidad, y los nuevos desafíos que esto plantea a las nociones y las experiencias de lo público.
Saskia Sassen es profesora Lynd de Sociología y miembro del Comité de Pensamiento Global de la Universidad de Columbia. Sus últimos libros son Territorio, autoridad y derechos: de las asambleas medievales a las globales (Princeton University Press 2008) y Una sociología de la globalización (W.W.Norton 2007), ambos publicados en español en la editorial Katz (Buenos Aires y Madrid) en 2008. Otras de sus obras más recientes son la tercera edición totalmente actualizada de Ciudades en la economía global (Sage 2006) y la editada Deciphering the Global (Routledge 2007).
Acaba de terminar un proyecto de cinco años para la UNESCO sobre los asentamientos humanos sostenibles junto con una red de investigadores y activistas repartidos en más de 30 países; los resultados de este proyecto han sido publicados en uno de los volúmenes de la Enciclopedia de los sistemas de soporte de la vida (Oxford, UK: EOLSS Publishers) [http://www.eolss.net]. Sus libros han sido traducidos a más de dieciséis idiomas. Ha escrito para The Guardian, The New York Times, Le Monde Diplomatique, el International Herald Tribune, Newsweek International, y Financial Times, entre otros. Página web: http://www.columbia.edu/~sjs2/
La editorial. Katz (Buenos Aires y Madrid) ha publicado las traducciones al español de A Sociology of Globalization y de Territory, Authority, Rights: From Medieval to Global Assemblages.