Nuestro proyecto pretende poner de manifiesto la erosión y la ocupación del espacio público, algo que sucede tanto en el nivel privado (edificación ilegal en su mayor parte tolerada) como en el nivel institucional (medidas en su mayor parte impuestas e invasivas).
Para Madrid Abierto proponemos instalar una serie de "obras", o "trabajos de construcción", que consistirán en andamiajes de tamaño real, o vallas de seguridad, provistos de las habituales lonas, plásticos y pantallas para proteger del polvo.
Situadas en el centro de Madrid y a lo largo de sus bulevares más transitados, en mitad de conjuntos históricos representativos y en zonas verdes, las instalaciones hurtarían al viandante tramos de espacios públicos, haciéndolos inaccesibles o invisibles.
Las vallas de cerramiento sugerirían que sucede algo de lo que estamos excluidos y podrían aplicarse a espacios abiertos, zonas verdes, o edificios. Modificarían nuestra percepción del contexto en que se inserten, y del uso que hacemos de él. Crearían heterotopías contemporáneas, islas inaccesibles, lugares que sólo podrían recuperarse a través de la trasgresión. A lo largo de la duración de la instalación, recogerían todos esos pecios de información urbana que flotan a la deriva —carteles, anuncios, avisos, envoltorios, folletos— y actuarían como interfaz, como registro o segunda y sucesivas pieles de todas las otras ciudades y espacios posibles.
Pº del Prado, Boulevard central entre la Plaza de Cánovas del Castillo y Plaza Platería Martínez