El objetivo del proyecto es acercar al espectador las calidades de las estatuas ecuestres que, por su propia naturaleza elevada, se muestran inaccesibles al espectador de a pie. Los ciudadanos tan solo tienen la oportunidad de ver a sus pies las esculturas de los próceres cuando son derribados o cambiados por otros.
Especialmente destacable es la estatua de Felipe IV situada en la Plaza de Oriente y símbolo del poder real hasta bien entrado el Siglo XIX. En una limpieza reciente, ante la riqueza de detalles, los responsables del Ayuntamiento invitaron al Departamento de Vaciado de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando a sacar moldes de las partes más significativas. Se obtuvieron moldes de la cabeza del caballo, una pata, los guantes del Rey y otros pequeños detalles susceptibles de ser destruidos por la contaminación.
Además, se encontraron detalles y motivos desconocidos, no catalogados, que adornaban la silla y las riendas. La calidad, lujo y boato con que se esculpieron, fundieron y cincelaron les hace merecedores de ser mejor conocidos y objeto de reflexión sobre la expresión del poder.
La obra muestra sobre una tarima baja los fragmentos fundidos en bronce de la estatua, actúa además con las mismas estrategias populares del falso histórico o la ruina romántica, recuperadas por la postmodernidad hasta el infinito y pretende también defender el cuestionamiento continuo de los héroes impuestos o deseados que históricamente han sido eliminados y rápidamente sustituidos. Perspectiva ciudadana quiere recuperar la capacidad de pensar, de cuestionarse continuamente, como esencia del hombre contemporáneo.