Adriana Salazar

Ha observado cómo nuestros comportamientos se convierten en marca de nuestra subjetividad, y aún así raramente son objeto de nuestras reflexiones. Ha acudido entonces a la producción de máquinas que subvierten el sentido de nuestros actos: realizan acciones torpemente, repetitivamente y fuera de contexto, volviendo lo habitual algo absurdo.